lunes, 9 de febrero de 2015

A descosidos con la vida

El vuelo de mi falda hace acrobacias con mis rodillas.
Y mis muslos, catapulta de tus sueños.
Desde ti soy más yo.
Y contigo muero a la vez que sin ti.

De todos los botones que tiene una camisa no es casualidad que se caiga el más canalla de todos.
No es casualidad, es destino.

Dar rienda suelta a la imaginación y que se desboque.
Quiero des-bocarme contigo, 
y que me borres la boca de tanto usarla.

Dices que aunque sea invierno,
puedo ponerme esa falda de flores, la de vuelo, con la que hago paracaidismo antes de caer sentada sobre ti.
A mi me gusta quitarle la soledad a tu cremallera y que expulses el invierno de dentro.

Tengo ganas de descalzarme el cuerpo,
sentir en el alma todas las texturas al rozarla con la tuya.
Yo no quiero que el roce haga el cariño, el cariño no provoca orgasmos.

No me gusta quedarme sola porque luego no tengo quien me ayude a subir la cremallera al cuerpo.
Y luego voy todo el día enseñando el alma por ahí.
Si no puedo verte los ojos,
es como si no tuviera boca.
Además tener tu ausencia provoca presencias innecesarias.

Te dejo ir si te llevas el botón caído de la camisa que marca la diferencia entre coserlo y provocar tu inquietud antes el misterio o no y dar así el pistoletazo de salida.

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