sábado, 31 de mayo de 2014

Duchas

Si lloras dentro de la ducha
se disimula más.
Puedes dejar caer las lágrimas,
así como quien no quiere la cosa.

Te recuerdo, a veces, con los ojos en  océanos.
Hasta que un gran cetáceo salta y la ola que provoca,
derrama la lágrima.
Mejilla abajo. Y la seguimos. 

Ya no está tu dedo quien la recoge,
ni el lamento que ahogas,
ni el abrazo que calma.

La ducha recoge la añoranza 
que al salir cambio por el albornoz.
dijéramos que me derramo de ti dentro, cuando fuera he ido acumulandote en mi piel en sucias caricias.

Y no por salir dejo de pensarte,
añorarte, quererte.
La lejanía ya de aquel adiós 
sólo hace que escocer en días de lluvia.
Y lo vivo de nuevo una y otra vez.

Por eso nacen estas duchas.
Las de llorar en paz, y que los ojos enrojecidos sean jabón distraído.

A veces no lloro dentro de la ducha. Sino dentro de mi. Y calmo mi pena con el abrazo del agua.
¿Nunca lo habéis sentido?
Acompasar el pensamiento, las manos y el agua que cae con el estremecer del cuerpo.

Y cuando salgo me pregunto
si la ducha es calma o castigo.

sábado, 10 de mayo de 2014

Sabores

Despertar con sabor a sal en las mejillas,
de esas veces de echar de menos tanto que me sudan los ojos.

Luego aparece el sabor dulce del recuerdo, como a fresas, vainilla, canela... De relamer el pasado.

Deslizar mi dedo índice por el surco salado que dejan las lágrimas,
y acordarme de que a este cuento
no le hacía falta un final,
sino más páginas.

jueves, 8 de mayo de 2014

A las tres serán las dos

Ahora que formo parte de tu ayer, 
iré a cambiar la hora.
Y antes de que sea primavera,
seguir pensando que formaré parte
del resto de tus estaciones.

Ser tuya una hora más.
A las dos iré a besarte hasta las tres.

Y volver a ese día en que tu voz
me hizo cosquillas dentro.
Dimos la campanada y confundimos a los fieles.
Nos encontramos en un único camino
para perdernos juntos.
¿Se puede retomar el rumbo después?

En el amor no tengo límites,
suelo querer hasta el desastre.
Porque a querer nunca se olvida.
Pero a que te quieran,
uno no se acostumbra nunca.

Antes de que sean las tres 
y mi alma arañe a mi espalda desde dentro,
antes de que los silencios
escandalicen de nuevo,
antes de que en la casa haya más eco,
aunque estén todos dentro menos tú,
volveré a pensar en que el nuevo récord de salto de altura
lo establecimos tu y yo cuando
decidimos besarnos,
A dudar en que no sé si saliste de mis escritos 
o cuando te leo los ojos 
me sale lo que escribo. 

Y a las tres cerraré los ojos, 
acurrucaré mi postura
y me dormiré con la melodía
del crujido de las hojas en otoño.

miércoles, 7 de mayo de 2014

A pelo

Cartas escritas a pelo
con todas las letras sobre el asador.
Vomitadas incluso,
sin uso de signos,
en los que he de adivinar las pausas
por los suspiros que me causas.
No se cuando acabas la frase,
ni cuando piensas en mi.
Pero me desnudas en cada una de ellas.
Derramas el alma en cada renglón 
y te paseas totalmente desnudo,
descalzo y despeinado.
Roto.
Sin disfraz.
Como si al abrir la carta,
una ráfaga de viento azotara mi flequillo.

lunes, 5 de mayo de 2014

Exilios de inspiración

Escribir con el alma descamisada,
no encontrar las palabras
y coger frío.
Arrancar la hoja. Y otra.
Y dos más.
Construir sin querer una nostalgia,
una falta de inspiración,
con bolas de papel amontonadas en el suelo.
Y a eso llamarle arte.
El arte del papel mojado.

Letras que no verán la luz.
Escritos sin sentido
y que se oxidarán. 
Lo dejamos aquí.
Cementerios de poesía borrosa.

Algún día te enseñaré los cadáveres 
sin rima. 

jueves, 1 de mayo de 2014

Cuando los desiertos se hicieron habitables

Cuando te alejas,
a latidos no me gana nadie.
Retumban en el eco del desierto
de tu ausencia.
Y al caer la noche el desierto es hielo.
Sin tus días, para mi es noche.
De esas en vela, sin viento, a la deriva.
El bao anuncia que el amor esta vivo.
Haces mi letra terciopelo,
a pesar de los cactus de tu ausencia.
Y aún con esos ecos incontrolados
queda bao entre mis costillas.
Me haces tanto calor dentro,
que la humedad alimenta
los cactus de nuestro desierto.