jueves, 25 de junio de 2015

Me pones oceánica

Traigo el coleo de cien peces
vivos sobre mi pecho por falta de aire.
Y el aleteo de mil aves migratorias 
anidando en mi pelo.

Llevo la sed del Sáhara 
atrapada en mis lagrimales 
y el viento de levante arremolinando
besos lanzados al aire, 
debajo de mi falda.

Ponme oceánica como tu sabes.
Brava, inmensa, incierta.
Libera la espuma de todos mis parpadeos y avisa al rompeolas.
Se me adivina torrencial 
por mi manera de soñar.

Haz de este sueño una fantasía 
y esta fantasía realidad.
Hazlo.
Hazlo una sola vez 
y lo soñaremos toda la vida.

Cierra el paraguas de colores
que no es fuera donde llueve.
Ábreme las piernas 
y siente la lluvia en la oscuridad.

Oceánica, llena de mares de dudas.
Profundos como la mirada de un niño perdido,
y dramáticos como no creer en uno mismo.

Ponme oceánica,
adivina desde dónde 
parte la próxima ola, 
y dejo que elijas 
dónde voy a romperme.

domingo, 21 de junio de 2015

Te recuerdo

Recuerdo el dolor de la pérdida, 
del adiós sin mirar lo que dejabas.
El llanto. El llanto también lo recuerdo.
Recuerdo el sabor a sal, todo mi verano precipitándose mejilla abajo.
Un sabor difícil de lamer. La sal.

Eres playa bajo el sol, decían.

Recuerdo las horas difíciles. 
Que fueron todas. 
Recuerdo como se volvieron domingos. 
Todos los días.
Buscando que algo volviera el día
diferente al anterior.
Pero era inútil si tu nunca apareciste por la puerta.

Recuerdo el ultimo beso que fue como el primero.
Un beso que lo besaba todo.
También recuerdo el primer beso que fue como el ultimo, insensato.

Desde entonces todas las bocas me parecen una provocación al peor recuerdo que me queda de ti, la boca. 
En la mía.
Y mi lengua.
Con la tuya.
Haciéndolo todo peor de olvidar
y fácil de recordar.

jueves, 18 de junio de 2015

El amor también tiene miedo de nosotros

¿Y si te digo que llevo el vestido de flores,
la trenza de lado
y todas las ganas concentradas
en la punta de mis dedos?

A mi que me apetece sentir
el peso de tu mirada
sobre el escote de mis letras,
sentir que me quieres
sin decir una palabra, o si.
Que me lo digas
porque hace mucho que no lo oigo,
o peor, que no lo digo.

Porque los mejores 'te quiero' se dicen
con el coño y el corazón lleno,
con la palabra lamida
y los ojos encendidos.

También me apetece quedarme sin aire en un abrazo,
aunque luego me falte también,
cuando estemos lejos.
Si me cortas la respiración,
me pido la tirita de tu lengua
curando mi pecho.

Tengo el bolsillo lleno de motivos para olvidarnos,
de hecho cada día van en aumento.
Sin embargo aplaudo a las polillas 
que agujerean la tela,
y a los pájaros que se los llevan lejos.

La razón de peso que nos dimos,
está a dieta.
Tiene el hambre del tercer mundo acumulada sobre los labios.
Y aunque dicen que con la lengua y la boca se hace lenguaje,
yo con ambas te hago un mundo.

El amor me pone la piel de gallina,
y aunque nadie es de nadie,
a mi me gusta sentirme acurrucada
en la palma de tus manos.

El corazón o las idas y venidas de la sangre.

Por eso anestésiame el corazón hoy
que necesito el coño 
con todas sus terminaciones
para ser acabadas.
Y luego colgaremos el letrero
de cerrado por derribo.

miércoles, 10 de junio de 2015

No quiero saber nada

No quiero saber nada
del hueco que queda entre tu cuerpo y el mío, en un abrazo.
Tampoco el aire que se queda fuera cuando nuestras bocas se besan,
celoso de la apnea,
como suspiros contenidos.

No quiero saber nada
de la asfixia del bello de mis muslos,
cuando se aprieten entre ellos,
porque estás sin estar.
Tampoco del tiempo que hace fuera,
porque no es frío,
en este verano forzado,
la respuesta que dan mis pezones
al soplido que lanzas a mi nuca.
No quiero saber nada
de donde van tus manos
cuando el dobladillo de mi falda
las llama a gritos.
Tampoco de la saliva
que no termina en mi boca,
o donde sea.

Realmente no debería de ti saber nada,
pero el caso es que quiero saberlo todo.