vivos sobre mi pecho por falta de aire.
Y el aleteo de mil aves migratorias
anidando en mi pelo.
Llevo la sed del Sáhara
atrapada en mis lagrimales
y el viento de levante arremolinando
besos lanzados al aire,
debajo de mi falda.
Ponme oceánica como tu sabes.
Brava, inmensa, incierta.
Libera la espuma de todos mis parpadeos y avisa al rompeolas.
Se me adivina torrencial
por mi manera de soñar.
Haz de este sueño una fantasía
y esta fantasía realidad.
Hazlo.
Hazlo una sola vez
y lo soñaremos toda la vida.
Cierra el paraguas de colores
que no es fuera donde llueve.
Ábreme las piernas
y siente la lluvia en la oscuridad.
Oceánica, llena de mares de dudas.
Profundos como la mirada de un niño perdido,
y dramáticos como no creer en uno mismo.
Ponme oceánica,
adivina desde dónde
parte la próxima ola,
y dejo que elijas
dónde voy a romperme.