sábado, 27 de septiembre de 2014

Adioses y hasta nuncas

Si al adiós no le sigue
un jarrón estampado contra la pared,
no hay ruptura que valga,
ni amor que se aprecie.
Ha de ser un escándalo.
Las rupturas silenciosas preceden a saludarse girándose la cara.

O desbordarte el alma a preguntas.
Cuantas respuestas eres capaz de dar?
Si no hay odio en ese final, no fue amor.

Cuanto odio puede pasarnos por encima, hasta volver a los te quiero?
O cuanto amor ha de atravesarnos hasta querer empujar al otro,
precipicio abajo.

Cuanto tiempo tiene que pasar
para que al oír tu nombre no me desmorone?

Se puede adivinar un corazón roto,
habitando dentro de un cuerpo
que deambula por la calle?
Cuantos vivos muertos se cruzan por la calle?

Cuantas lágrimas pueden soportarse
en el nudo de una garganta?
Cuantas han de reunirse para ser mar?  

No hay comentarios:

Publicar un comentario