sábado, 31 de mayo de 2014

Duchas

Si lloras dentro de la ducha
se disimula más.
Puedes dejar caer las lágrimas,
así como quien no quiere la cosa.

Te recuerdo, a veces, con los ojos en  océanos.
Hasta que un gran cetáceo salta y la ola que provoca,
derrama la lágrima.
Mejilla abajo. Y la seguimos. 

Ya no está tu dedo quien la recoge,
ni el lamento que ahogas,
ni el abrazo que calma.

La ducha recoge la añoranza 
que al salir cambio por el albornoz.
dijéramos que me derramo de ti dentro, cuando fuera he ido acumulandote en mi piel en sucias caricias.

Y no por salir dejo de pensarte,
añorarte, quererte.
La lejanía ya de aquel adiós 
sólo hace que escocer en días de lluvia.
Y lo vivo de nuevo una y otra vez.

Por eso nacen estas duchas.
Las de llorar en paz, y que los ojos enrojecidos sean jabón distraído.

A veces no lloro dentro de la ducha. Sino dentro de mi. Y calmo mi pena con el abrazo del agua.
¿Nunca lo habéis sentido?
Acompasar el pensamiento, las manos y el agua que cae con el estremecer del cuerpo.

Y cuando salgo me pregunto
si la ducha es calma o castigo.

2 comentarios:

  1. Me pasa,a mi también me pasa! :*

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    1. Perdón por el retraso Yoli.... Duchas de desahogo, contradictorio tratándose de agua...
      ;)

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