jueves, 8 de mayo de 2014

A las tres serán las dos

Ahora que formo parte de tu ayer, 
iré a cambiar la hora.
Y antes de que sea primavera,
seguir pensando que formaré parte
del resto de tus estaciones.

Ser tuya una hora más.
A las dos iré a besarte hasta las tres.

Y volver a ese día en que tu voz
me hizo cosquillas dentro.
Dimos la campanada y confundimos a los fieles.
Nos encontramos en un único camino
para perdernos juntos.
¿Se puede retomar el rumbo después?

En el amor no tengo límites,
suelo querer hasta el desastre.
Porque a querer nunca se olvida.
Pero a que te quieran,
uno no se acostumbra nunca.

Antes de que sean las tres 
y mi alma arañe a mi espalda desde dentro,
antes de que los silencios
escandalicen de nuevo,
antes de que en la casa haya más eco,
aunque estén todos dentro menos tú,
volveré a pensar en que el nuevo récord de salto de altura
lo establecimos tu y yo cuando
decidimos besarnos,
A dudar en que no sé si saliste de mis escritos 
o cuando te leo los ojos 
me sale lo que escribo. 

Y a las tres cerraré los ojos, 
acurrucaré mi postura
y me dormiré con la melodía
del crujido de las hojas en otoño.

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